Claustrofobias


















Es verde, de tela verde jaspeada por trazos tenues y violetas.

La lista de espera es larga, es que la cuestión del horario debe ser estricta. Solo dos viajes por día. El primero; cuando la noche con su sonido hueco aspira su propio aire oscuro. El segundo; cuando el al rededor se sonrosa, se entibia y el aire oscuro regresa anaranjado. Hay una razón, poderosa e invariable, el amanecer y el atardecer,son los únicos dos momentos de cualquier día en que el viento anda bajo y sigiloso, son las horas de los vientos vulnerables, doblegados.

Desplegar la tela, alisarla sobre el pasto aun húmedo, Luego el gas que se expande y la infla, la ahueca hacia dentro. Hasta que comienza a elevarse y con ella la plataforma en la que iremos.

Yo brindo dos servicios específicos y supongo que e infinitos secretos y privados.
La mayoría de las veces salgo a pasear difuntos. Los llevo hechos polvo en cajitas de cedro, el familiar decide en que momento la abrirá. Las cenizas mas livianas que el aire sobrevuelan un rato dudando, girando alrededor del globo, despidiéndose... luego se invisibilizan.

También son frecuentes los viajes de parejas. Ellos también son como cajitas que tratan de guardarse, de salvarse de las efímeras y drásticas consecuencias del tiempo y las ganas, evitando afanosamente la inseguridad implícita del amor. Apenas tomados de la mano manotean promesas y palabras definitivas,"Recordá este momento, recordálo” se dicen. "No me voy a olvidar” se responden.

Sin embargo, los vuelos que más me conmueven son los de los temerarios, un poco rotos que se elevan solos,son los que no me hablan en todo el trayecto, el que tiene la mirada fija en un punto y el cuerpo entregado a la inercia de la deriva. Ocasionalmente trato de seguir las huellas de sus miradas e intento adivinar los sonidos que se esconden detrás de los ojos cerrados. Generalmente les hablan palabras viejas gastadas de repetirse.Ellos también al aterrizar han liberado cenizas.

El viento es la unión entre el origen y el destino, de repente se trata de un giro inesperado, un ir hacia otro lado. A veces sucede que mis clientes en pleno vuelo, cambian la piel. A mi me sucedió un día, cuando tu voz pasó como un cometa dejando una estela de luz en la que me vi reflejada y comprendí. Te dedique una sonrisa agradecida, lenta pero calida, mientras iba percibiendo el olor a pasto húmedo recién pisado tras un aterrizaje.

2 comentarios:

el Tomi dijo...

Hola:
Soy el Tomi. A mi me parece que la palabra gracias es un poco inútil y bastante barata, pero está tan instaurada que voy a aprovecharla. Gracias. Que alguna vez este rumor que nos rodea y al que llamamos vida nos permita un abrazo.

Petazetas dijo...

por si quieres leer...
http://petazetas-literarios.blogspot.com/